12.20.2011
Micrófonos abiertos (publicat al Diari de Tarragona el dilluns 19 de desembre)
Muy de vez en cuando, los micrófonos abiertos antes de tiempo, o no cerrados a tiempo, son un resquicio de luz que deja entrever un poco de verdad y de color en los grises salones de la política y de la administración de nuestros destinos. Esta vez, los pillados han sido Nicolas Sarkozy y Barack Obama, a propósito del presidente israelí, Benjamin Netanyahu: Barack Obama echaba en cara a Sarkozy el apoyo francés al reconocimiento palestino en la UNESCO y el presidente francés confesaba no tragar a Netanyahu: “Es un mentiroso. No puedo ni verlo”; a lo que Obama añadía que él tenía que soportarlo a diario, dejando patente el suplicio que suponía su trato.
Otro desliz reciente ha sido el de la juez Ángela Murillo, que juzgaba al ex-jefe militar de ETA, Francisco Javier García Gaztelu “Txapote”, y a otros tres etarras, por el asesinato, en 2001, de José Javier Múgica, cuando era concejal de UPN en Leiza. La magistrada, después de escuchar la declaración de la viuda de Múgica, ante la actitud imperturbable y cínica de los etarras, no pudo evitar comentar: “pobre mujer... y encima se ríen, esos cabrones”. En este caso, además del descuido y de la obligación de repetir el juicio, está la eterna necesidad que muchos tenemos de comentar lo que nos sucede con el de la lado. Seguramente, si la juez no se hubiese dirigido a su compañero para dejar constancia de la miseria moral de los etarras, ahora tendría una úlcera en el estómago.
Sin duda, estos episodios son completamente indeseables para sus protagonistas; pero a nosotros, los súbditos, nos ayudan a descubrir que bajo la dura coraza comunicativa de nuestros políticos hay una persona de carne y hueso, con sus debilidades y con capacidad de aburrirse incluso de él mismo: como el ex-presidente del gobierno español, José María Aznar, que después de pronunciar un discurso soporífero y sin ninguna aportación relevante sobre la Unión Europea, afirmó “sotto voce”: “vaya coñazo que les he soltado”; o como el ahora flamante presidente del gobierno, Mariano Rajoy, que, ante la perspectiva de tener que asistir al desfile militar del 12 de octubre, comentó: “mañana tengo el peñazo del desfile”. Parece que esto del poder aburre bastante.
Sólo unos cuantos elegidos ―o no elegidos― pueden permitirse el lujo de soltar la lengua a micrófono abierto, como Su Majestad el Rey de España, que mandó callar al presidente venezolano Hugo Chávez, el famoso “por qué no te callas?”. Lástima que no hubiese mantenido tan a raya a su yerno Don Iñaki.
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Ei, no et tallis i comenta l'article